BTT en Zaragoza

NOCTURNA 07/06/2019

BARRANCO DE LAS CABRAS.

“Lo más hermoso del trabajo en equipo es que siempre tienes alguien a tu lado”. Margaret Carty.

Y fuimos equipo, y esa unión deslumbró, como un faro en la noche. Paco, nuestro querido Paco, llevaba días preparando una salida nocturna, es bien sabido lo que le gusta a este hombre salir de noche , bueno, eso y las sendas. Tras preparar la equipación, las luces, la bici (la había tenido en el taller sólo un par de días antes) y despedirme de mi familia con un beso y un “hasta luego”, no sin los reproches y preocupación de mi mujer, advirtiéndome para que tuviera cuidado ya que de noche todos los gatos son pardos, arranqué al lugar de la cita, la fuente de la Junquera, a las nueve. Me sorprendió gratamente ver allí , sentado, esperando a José Luis, lider y alma mater de los Finishers. Tras saludarnos comenzó a llegar más gente. Enseguida , uno tras otro, David acudió con dos amigos suyos, que si bien eran nuevos en nuestras filas no presentaban pinta de “novatos” no se si me explico, Morata, Carmelo, Enrique, Andrés, nuestra joven promesa y , según sus deseos, futuro Guardia Civil, Paco Ines, David , el que tuvo una lesión en su pierna pero ya recuperado más que de sobras y así hasta un sinfín. Enseguida me di cuenta que en el sitio se hallaban mas Finishers que del resto, esto trajo a mi cierta preocupación, ya se lo fuertes que están los condenados. Esto unido a que no conocía el recorrido de esta ruta produjo en mi cierta sombra pero , como digo, nada importante cuando las ganas y la buena voluntad se juntan.

Arrancamos pues, como el que va a María, enseguida alguien, no se quien, propuso que tomáramos las sendas que se hallan paralelas al asfalto, discurren a escasos metros de este, sobre elevadas. En su mayoría son sencillas de ejecutar, si bien hay un par de tramos que hay que vigilar, estar atento y no perder la concentración , ya que el espacio entre lo que es senda y lo que es abismo llega a ser muy justo. Yo por prudencia, quien me conoce ya sabe que una caída para mi es un artículo de lujo que no me puedo permitir, me coloqué el último del grupo. Sabiendo que mi marcha sería más lenta que la de los demás, pero sin perder de vista a los compañeros. Iba pues siguiendo su estela, viendo su espalda a escasos metros. Supongo, o más bien , quiero suponer, que el acceso a “Cabras” se halla también desde la carretera, pero bueno, seguimos y en un momento dado el pelotón torció a la izquierda, continuando marcha por aquel sendero, yo continuaba ligeramente retrasado, pero incluso viendo las luces rojas de los que se hallaban en cabeza. En un momento dado, sorpresivamente me vi solo, mis escasas entendederas me dieron a entender que los demás habían seguido su marcha sin dejar aquella vereda, de esta forma continué con la esperanza de alcanzarlos, de volver a verlos en breve. No tardé en darme cuenta de mi equivocación, el camino se hacía cada vez más difícil, más complicado, más técnico. Llegué a un barranco de unas dimensiones considerables, pude ver al otro lado al resto del equipo, pie a tierra les hice señas, los llamé pero no se si pensaron que los estaba saludando o que demonios, continuaron su recorrido. Pensé entonces que , debido a la imposibilidad de cruzar aquel abismo, seguro que el camino daba la vuelta en algún punto y me reunía con ellos, otra equivocación, pero que le vamos a hacer, a veces el diablo te susurra en el oído órdenes que están torcidas y es imposible darse cuenta. Tras varios kilómetros tierra adentro, en medio de ninguna parte, acompañado por el silencio y por un entorno abandonado, casi desolador, empecé a recibir llamadas en mi teléfono, esto si, esto hizo que ya me diera cuenta que por ahí no era, detuve mi bici, respondí a las llamadas y , tal y como se me indicó desande mis pasos, hasta que Fernando se hizo ante mis ojos, que alegría ver de nuevo a un ser humano. Volvimos atrás y en breve nos reunimos con el resto, que se hallaban esperando y preguntándome qué es lo que había pasado y que dónde me había metido. Tras este breve episodio retomamos nuestras monturas, ya estaba anocheciendo, encendimos las luces y nos propusimos a subir “Cabras”.

La noche cayó como un mazazo, rápida, inexorable, cubriendo todo con su negra ala de cuervo y haciendo que el paisaje se viera eterno, sin fin , incapaz de vislumbrar un horizonte o incluso tan sólo un poco más allá de lo que daban nuestras humildes luces. Nos envolvió el frío, cambió la sonoridad del entorno y allí estábamos , en una subida suave pero interminable. Podía adivinar de todas formas dónde se encontraba el final , ya que las luces traseras iban desapareciendo una tras otra tras coronar la cima. Ya arriba, nos reagrupamos, nos hicimos unas fotos y nos empeñamos en llegar a la balsa nueva. Esta parte del camino ya es conocida, al menos de día, quiero decir, la noche no es tan sólo esa maravillosa negrura, ese misterio insondable, la noche te obliga también a respetarla, con una atención especial , recordándote que es madre de los cuentos de viejas y te hace sentir , mostrando todo el manto estrellado, cuan pequeño e insignificante eres . De esta forma te confunde, te aturde, haciendo que todas las direcciones sean la misma, haciendo que lugares que de día son conocidos, de noche sean un paraje extraño.

En este lugar la nada, Norte , Sur , Este y Oeste la nada a excepción de un fulgor que podíamos otear en la distancia. Zaragoza se mostraba magnífica, engalanada con todas sus luces, como luciérnagas, marcando una clara diferencia con el marco que la rodeaba. Aquí medite un momento sobre lo fútil de nuestras vidas y creo que todos debiéramos hacer una reflexión. Cuánta gente en sus hogares, cenando, con sus familias, o bien en sus trabajos, o bien conduciendo o bien en el hospital, no se, en cien mil lugares, continuando con su cotidianeidad y nosotros allí, en un paréntesis, a parte de todo y de todos. Nadie sabe que estamos aquí, nadie lo sabrá nunca, así son nuestras vidas, quién sabe qué se recordara de nosotros en el futuro , es más, siquiera si nos recordarán. Insisto como ya he dicho en otras ocasiones, dale importancia sólo a lo que la merece.

Nos pusimos a pedalear de nuevo , esta vez guiados por el gran “Morata” que dijo conocer un camino que se nos haría más cómodo que la vuelta que teníamos planeada. Iniciamos un descenso vertiginoso, de cara la oscuridad absoluta, si bien era fácil y sin ningún obstáculo pero siempre con ese respeto e imposición al que la noche te obliga, con los sentidos disparados y la adrenalina haciendo bailar tu pulso. Nos llegamos a ese punto más allá del “tiro bola” camino de las planas , en donde una bifurcación avalada por un cartel de madera te indica la dirección al camino de la estepa o bien hacia el conocido Montañés, pero claro esta, nosotros dándole la espalda a estos destinos. De una forma rápida y cómoda nos llegamos a las inmediaciones del cementerio, tras reunirnos de nuevo decidimos tomar el carril bici , hacia la estación de policía, llegar al canal y tomarnos algo en el bar “Imperial” ese emplazamiento tan bonito a la vera de un embarcadero y de un parque infantil. Tras unas cervezas, como mandan los cánones y una ronda de chistes, fotos y algo más , nos despedimos para la próxima ocasión, contentos , como niños que han realizado una aventura, valientes y aguerridos.

Siempre gozo de estas reuniones multitudinarias, juntándose personas de todos los niveles, desde los más fuertes hasta los menos. Me encanta ver como unos refrenan sus fuerzas mientras que otros dan lo mejor de si para , juntos, formar algo nuevo y maravilloso, un equipo híbrido, cargado de buena voluntad y de ganas. Creo que ese es el espíritu, creo que eso es lo que guía y alimenta Btt Zaragoza, creo que ese es el cemento que nos mantiene unidos más allá de lo razonable, creo que somos invencibles.

Gracias por tu tiempo, estimado lector.

V.

Segunda nocturna de principiantes este año. Pequeños incidentes pero todos en casa sin novedad. Gracias por acompañarnos a los finishers y espero que en la proxima disfrutemos igual.
Explendida cronica, como siempre Valetix.
3,1416