RUTA 28/04/2019. ERMITA DE SAN JORGE.
No te atrevas a rendirte, no después de todo el sudor, no después de todo el trabajo, no después de todo el progreso, no ahora.... ni nunca.
La quedada fue un poco improvisada. Nuestro querido José H (por cuestiones laborales) no había tenido tiempo físico para preparar ruta y andábamos un poco perdidos, decidiendo qué hacer, decidiendo dónde ir. David “el Mohi” hizo una propuesta por whatsapp y, la verdad , que bastante acertada. Su sugerencia era ir al Azud de Urdán, por otra parte Luisete apostó practicamente por la dirección contraria, su propuesta El Burgo de Ebro, yo anduve mirando la previsión del tiempo y (por la dirección del aire y todo eso) me pareció más acertada esta segunda. Decidí por tanto apoyar esta última pero con una ligera variación. Subiríamos a la Ermita de San Jorge para , desde allí , ir a la urbanización Virgen de la Columna, volver por el Ebro a la Cartuja acabando por seguir la trazada del Río Gállego , sendas icluidas , y de allí a casa.
Mi propuesta fue bien acogida, por lo tanto , en el punto de reunión , sin madrugar, nueve ciclistas para pasar de nuevo una mañana conjuntando entrenamiento y entretenimiento.Arrancamos pues hacia el parque del Zig-zag. Mi intención no fue otra que los compañeros que no conocen la zona lo hicieran, de esta forma sabrían del lugar porque es también un emplazamiento donde solemos quedar. Arribamos al canal y continuamos marcha hacia el Burgo de Ebro. El día se mostraba plomizo de tal forma que , alzando la vista, podíamos ver como en lontananza que aquella capa gris se volvía más oscura al frente, presagio de la lluvia que no tardaría en llegar.
A pocos kilómetros del cementerio de esta localidad comenzó a chispear pero, en un instante, se transformó en una lluvia con una cierta intensidad que nos obligó a parar por un momento y ponernos nuestros impermeables. El ambiente iba cargado de aromas de tormenta, el aire frío sumado a aquella agua insistente nos atacaba bajando la temperatura de nuestros cuerpos y el cielo, cerrado a cal y canto , nos propiciaba una atmósfera que invitaba al recogimiento. José H , pedaleando a mi lado me comentó: “ Este es uno de esos días que miras por la ventana y no sabes qué hacer, si te quedas en casa … mal, pensando que podrías haber salido y si sales también mal por que te mojas”. Cuanta razón expresada en pocas palabras. Nos llegamos al citado cementerio y atacamos la subida que arranca justo junto a la pared de este. Muchos compañeros se sorprendieron del pedazo de cuestarrón que allí hallamos, pues lo mejor estaba todavía por llegar. Recordar esta segunda parte que se encuentra después de superar el aparcamiento y que llega hasta la misma ermita. Como siempre unos subieron en sus monturas, otros no. Al llegar arriba el gozo de haber conseguido otro reto , foto de familia e iniciamos el descenso. La lluvia amainó, nos despojamos de nuestros chubasqueros pero el olor a tormenta persistía en el ambiente. Abajo tres de nuestros ciclistas iniciaron el regreso por el canal, por diversas razones, por la hora, por el viento y por vete a saber qué. Luisete, David C y Manolo nos abandonaron para volver a sus hogares , los demás seguimos dando pedales para acabar la ruta.
En la urbanización Virgen de la Columna tomamos el desvío para bajar hasta la orilla del Ebro. Los kilómetros se sucedían rápido y de esta forma alcanzamos La Cartuja sin mayor inconveniente. Desde allí a la pasarela de bicentenario ya que por mayoría decidimos seguir por allí y andábamos aún sobrados de hora. La zona perfectamente accesible, ni un ápice de barro , ni tan siquiera un problema, esto sumado a un ligerísimo viento a favor ponía alas a nuestros pies. Nos llegamos al puente de madera de Santa Isabel y , por la ribera del Gállego , al bar la barca donde aparcamos nuestras posaderas y nos tomamos la cerveza de rigor. Otra vez tengo que parafrasear a Asterix y decir aquello de ¿todos? Todos menos uno, nuestro Sergio, alias “Chomo” que se ve que vino con apetito y se metió entre pecho y espalda un bocata de esos que quitan el hipo solo de verlos. Tras la charla a la que somos habituales, la ronda de chistes , propuestas de ruta y alguna cosa más, nos recogimos al amor de nuestras casas donde nuestra familia nos esperaba.
Son muchos los kilómetros recorridos, muchas las rutas realizadas, mucho el esfuerzo y el sudor que hemos empleado todos y cada uno de nosotros , día tras día, fin de semana tras fin de semana y me hacen llegar a una conclusión que, estoy seguro que coincidiras conmigo. Demasiado esfuerzo para tirar ahora la toalla. Estamos obligados, por lo tanto , a seguir pedaleando, a seguir subidos a nuestras bicis dándolo todo. El día que dices “ ya no puedo más” el momento en el que piensas que es mejor no salir... ese es el momento exacto en el que has perdido, todo lo que has luchado hasta aquí lo has tirado a la basura. Imprescindible pues continuar, luchar, esforzarse y no dejarlo nunca. Mucho menos cuando se goza de la compañía de los amigos que en este grupo se encuentran.
Gracias.
V.
