Ruta 17/11/2019
Ruta sorpresa.
Hoy, partiendo del punto de que yo no participé en la salida al menos de forma activa, te contaré cómo llegamos a realizar el juego cómo se gestó y maduró la idea , cómo se desenvolvió y finalmente cuáles fueron los resultados. Así pues allá voy y que la suerte o el destino me lleven a buen puerto, allá vamos, arrancamos.
Hacía ya tiempo que se había comentado de hacer alguna ginkana, por afán de variar un poco nuestras rutinas de fin de semana, por aquello de dar un toque de color o hacer algo nuevo e intentar obtener un resultado atrayente y ameno, por divertirnos vaya. Anduve devanándome los sesos para encontrar alguna clase de juego , algo que tuviera de por medio el asunto de dar pedales y que incluso en algún aspecto llegara a ser maquiavélico, es decir, con cierta dosis de sufrimiento o algo tan enrevesado que “puteara” al personal. Al final mi mente parió una serie de ideas que, al menos desde mi punto de vista, pudieran ser factibles. Pensando en aquello de que siempre ven más cuatro ojos que dos, les mostré mi propuesta a los más veteranos del grupo por que llevan ya muchos tiros pegados y que me dijeran si aquella idea estaba bien o era necesario retocar algún punto. Si , hubo correcciones, pero tengo que decir que las mínimas, suerte simplemente, de esa forma quedó el proyecto sobre la mesa esperando tener la oportunidad de nacer, de ver la luz.
Pasaron las semanas, volvimos a nuestra rutina habitual, salida Sábado si, Sábado también. Una más larga , otra a su vez más corta, otras que podríamos llamar “extreme” . Cierto día de esta semana pasada José H me comentó con lo que noté que pudiera ser algún cansancio o aborrecimiento en su voz , algo así como “chico, no tengo ni idea qué ruta poner este fin de semana...” yo, medio en broma, medio en serio , le contesté “ pues fácil , hacemos los juegos” . Me dio su consentimiento y para allá que fui. Anduve largos días calculando, buscando rutas que los kilómetros y el desnivel fueran similares para que todos los participantes estuvieran en igualdad de condiciones. Esta parte fue complicada, hay que contar que algunos podrían tener tramos por capital e incluso encontrar alguna trampa de barro por el camino. Tras tener sobre la mesa media docena de rutas posibles empezó el plan para ese fin de semana.
Decidí hacer un juego que, como digo, igualara en condiciones a los participantes, es decir, hay quien tiene GPS, hay quien no, hay quien conoce todas las rutas de memoria, hay quien no, hay quien dando pedales es un diablo sobre ruedas e insisto, hay quien no. El juego consistiría ( yo no me atrevería a llamarlo ginkana) en hacer grupos que anduvieran igualados en recursos, mandarlos a los cuatro puntos cardinales en rutas distintas, cumplir una serie de objetivos y volver los primeros , todo ello de memoria. El fin era pedalear y a su vez ver quien en la ruta hacía algo más que dejarse llevar, quien en su cabeza podía guardar recuerdo de por dónde se había pasado o cómo habíamos llegado a cierto lugar y , de esta forma, mantener alerta los sentidos en el aspecto de que esta salida no iba a ser sólo pedales. Todo esto aderezado con una pequeña carrera , extraña y poco habitual, que haríamos al final del recorrido, para rizar el rizo. No quise hacer un llamamiento multitudinario, era la primera vez que se me ocurría liar una así, por lo tanto lo propuse como “ruta sorpresa” y para allá que fuimos. También decir que de esta forma, todo aquel que participara no vendría sobre avisado, más bien partiendo de cero, como digo hacer tabla rasa para todo el mundo.
Así pues nació lo que yo llamo “Los juegos del calambre” que espero sean una trilogía siendo esta su primera parte y , siguiendo con aquello de las películas de cine, en su primera entrega se me ha ocurrido llamar “Los Inmortales, sólo puede quedar uno”.
El Sábado en el punto de reunión, a las ocho y media en el Azud del Ebro, trece personas con sus cabalgaduras. El frío era patente, los termómetros ofrecían una temperatura baja, de tan sólo cuatro grados , mientras que la sensación térmica llegaba apenas a uno sobre cero. Caras de desconcierto, de expectación, alguno incluso podría pensar aquello de “ a ver que mierdas se le ha ocurrido a este ahora” , pero bueno, tras esa duda inicial, perfectamente comprensible, pasé a indicarles a mis compañeros qué es lo que se iba a hacer ese día. Se formaron tres grupos de a cuatro ciclistas cada uno, quedando de la siguiente manera. En el primero de ellos y encabezándolo, Consuelo junto a José Antonio, Manu y cerrando el grupo Gocha. El segundo gobernado por Paco Inés y acompañado a su vez por Javier Jr, Andrés y Oscar y el último de ellos pero no el menos importante, José H , Luisete, David y nuestro muy querido Miguelón. Sobraron pues rutas de las que yo había confeccionado, pero no importa, en otra ocasión seguro que podremos utilizarlas. Tras facilitarles los papeles en los que estaba marcado su destino y los puntos en los que realizar las fotos que serían la prueba de que habían alcanzado el lugar señalado, arrancaron, cada grupo en una dirección, compitiendo sanamente entre ellos, pero con la incertidumbre de saber si lo estaban haciendo bien o mal, ya que no podían ver por dónde iban los otros. Al grupo de Consuelo la suerte los mandó hasta Botorrita, con tres lugares intermedios donde hacer parada, lease la fuente de la Junquera, el Car de Cuarte y la avícola los Morenicos. Al segundo , el de Paco, su fortuna los mandó hasta el puente de Clavería en el Canal Imperial, haciendo un alto en la fuente de los Incrédulos, en el parque de Plaza y en la almenara de San Miguel y al último pelotón su destino y su estrella los mandaron hasta la urbanización Virgen de la Columna, pasando primero por el que yo creía que era el parque de Santa Isabel y que resultó llamarse parque del trigo, por la pasarela del Bicentenario y por el Cementerio del Burgo de Ebro. Arrancaron como ya he citado mientras yo quedé esperándolos para tomar tiempos y certificar quién llegaba primero y quién no. Bien es cierto que también salí a dar pedales, pero tanto la desconfianza en no estar en mi lugar a tiempo como el llevar una carpeta con todos los papeles que necesitaba sobre mi abdomen, botando a cada pedalada, dando golpes aquí y allá como un demonio en mis tripas, me llevó a hacer sólo una vuelta de unos veinticinco kilómetros y volverme al Azud a esperar a mis amigos.
El frío era patente, me quedé helado mientras el tiempo pasaba lentamente, la gente me observaba, me miraba. En sus rostros podría apreciar cierto pensamiento , algo así como “vaya, a este ciclista lo han dejado aquí tirado”, pues no señores, estoy esperando, estoy intentando controlar cómo se desarrolla el día. Como nota de color decir que hubo uno de estos grupos, el comandado por José H que, en cierto momento , madaron unas fotos al grupo de Whatsapp almorzando desde el restaurante Los Blascos. Debió de ser aquello de aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, se metieron entre pecho y espalda unos buenos bocadillos de calamares , con su botella de vino, su café y su chupito de orujo, con un par, si señor. Mientras los otros competían por llegar, estos elementos en el bar a cuerpo de rey. Ahí me tenías partiéndome de risa al ver las fotos, solo en el Azud y riéndome como un loco, que tíos....
Los primeros en llegar a meta Consuelo y sus acólitos, ya teníamos campeones, el sol brillaba en sus caras dibujando una sonrisa de oreja a oreja, los segundos los de Paco, pisando los talones a los de la primera posición, apenas un par de minutos separaban sus tiempos, por los pelos, y los últimos , a más de media hora de distancia ya podéis imaginar quienes, los del bocadillo, relajados y sonrientes y con sus panzas llenas, pero bueno, creo que todos lo pasaron bien, las risas, el cachondeo y los reproches se sucedían, tomando el pelo a unos y a otros, es más , una palabra se hizo popular esa jornada, ESCOLIMINAOS, con el sano afán de que los compañeros hubieran fallado algún objetivo y de esa manera ser descalificados obteniendo así el primer puesto.
Como postrer prueba, para finalizar la jornada antes de ir al bar, hicimos una carrera, corta, muy corta, de unos cincuenta metros pero... con algo muy distinto que realizar, algo a lo que , desde luego , no estamos acostumbrados ninguno, ganaría la carrera el más lento, el último en pasar la linea de meta. Como dos únicos requisitos, no valía echar pie al suelo y tampoco retroceder terreno, el resto estaba todo permitido, aunque hay que decir que no dejaba espacio a mucho más.
Los campeones de esta parte, de cada grupo, fueron Gocha, José H y Paco, que en unos casos haciendo alarde de equilibrio y en otro la pura y dura suerte, que se de por aludido quien tenga que darse, ganaron esta peculiar prueba.
En definitiva, un día fuera de lo normal, unas risas como siempre en el bar, unas buenas jarras y papas bravas ( no logro entender cómo algunos tuvieron narices de atacar el plato después de lo que ya puedes imaginar) y tras juntarnos y saludar a los China con los que coincidimos , para casa que nos fuimos , como siempre con los deberes hechos y con ganas de seguir pedaleando juntos. Para todo aquel que no pudo acudir , por una u otra razón, sabed que aún queda sitio para la venganza, que, si todo sale bien, habrá más pruebas distintas a estas y posibilidad por lo tanto de puntuar y de llevarse el gato al agua. Sin mucho más que añadir me despido, siempre agradeciendo tu atención, tu participación y tu cariño sin medida.
Gracias.
V.
P. S. Publicaré en el Face, en nuestra página, cómo van las clasificaciones hasta el momento.