BTT en Zaragoza

“ ...Y una vez que la tormenta termine no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata esta tormenta.” Haruki Murakami.

Ahora ya puedo escribir usando las dos manos, es una gran ventaja y una muestra de que todo , aunque poco a poco, va volviendo a la normalidad, pero creo que lo óptimo sería empezar por el principio, así pues allá vamos y que sea lo que Dios quiera.

Fue una ruta un poco improvisada, no se puso en el foro ya que , como digo, se le ocurrió a Paco un poco de repente , se subió al chat y , como siempre, un buen puñado de locos para allá que fuimos. Ruta nocturna, suave y atrayente, se presentaron cinco jinetes : St José Luis, David (de los finishers), Andrés, Vicente , Paco comandÁndonos a todos y este que firma estas lineas. Comenzamos atacando las sendas pegadas a la ribera del Ebro y que están detrás de la zona Expo y desde allí a las de Juslibol, no tardó en caer la tarde. En un momento dado Paco nos detuvo, los más veteranos conocían el lugar, yo no, un pequeño claro entre la maleza dejaba ver al astro rey emitiendo sus últimos fulgores , dotando al paisaje de un sinfín de increÍbles colores de gama cálida, rojoanaranjados, morados , violetas , que se iban apagando entre las nubes. Cuando el Sol era ya poco más que una franja en el horizonte Paco dijo: ”Que os parece el atardecer que he contratado” y , como no puede ser de otra forma ya que en este grupo el cachondeo es algo innato, alguien remarcó con un “sólo faltan los mariachis...”.

Seguimos viaje, ya con la noche cubriéndonos con su fúnebre crespón, acortando nuestra visión y dando aires de misterio y de cuento de viejas, de esas que se contaban para todos los Santos al amor de la lumbre, cuando nadie se atrevía ya a salir de casa, cuando todos éramos más jóvenes, cuando las cosas se hacían de otra forma. Los caminos se acotaron en negro, la adrenalina disparaba la atención y nuestros corazones, dándonos algo así como un sentido extra. De todas formas fue inevitable salir con algún rasguño de zarza que el destino nos puso aquí y allá. Nos llegamos cerca de las colmenas que se encuentran pasado Alfocea, desde ese lugar oteamos a lo lejos pudiendo ver las luces de la ciudad, engalanada y maravillosa, refulgiendo en medio de la oscuridad. Decidimos tomar camino de regreso por las sendas conocidas como “Lecheros”. A la salida de los galachos se comentó si atacábamos ya la cuesta que arranca en ese mismo lugar o volver y dar por terminada la jornada tomando alguna cosa fresca. Optamos por la segunda opción. Nos llegamos a Juslibol pueblo , o más bien barrio rural, algunos de mis compañeros tomaron el carril bici, yo continuaba por la carretera ya que no encontré por donde acceder al dichoso carril. Un poco más adelante me pareció ver un hueco, justo donde la parada de autobús, intenté entrar sin darme cuenta que aquello estaba a otro nivel, remarcado por un bordillo que no pude subir. Simplemente no lo vi.

Todo sucedió rápidamente, en un instante me vi volando, aterrizando sin mi bici sobre mis manos y sobre mi barbilla pero, como la velocidad no era baja del todo, no fue suficiente para pararme. Comencé a rodar, golpeándome la parte trasera de mi cabeza (gracias sean dadas al casco, menudo invento) , en mis piernas, en mis costillas, en... no se, aquello confundió cielo y tierra por un momento. Imposible saber lo que era arriba o abajo hasta que se paró. Me vi de repente tripa arriba, ya mirando al cielo nocturno y sintiendo.... dolor.

Dolor.

Era intenso, agudo, mordía con fuerza y , si bien ni grité ni me quejé demasiado, también es cierto que apenas me dejaba articular palabra, apenas me dejaba respirar. Dolor.

Inmediatamente mis compañeros acudieron en mi ayuda , José Luis que siempre anda con un kit de botiquín y David, seguro que por su cercanía a mi o bien por su gran templanza, empezaron a socorrerme. Podía ver en sus caras gestos de preocupación y sobre todo diciéndome aquello de “no te muevas , no te muevas”. Tengo que decir que me asusté, no quise demostrarlo para no empeorar la situación, pero estaba asustado, como un niño pequeño que no se atreve a cruzar el pasillo a oscuras hasta su habitación. El primer momento fue un poco confuso, que si llamamos a una ambulancia dijo alguien por ahí, que si mis padres están aquí al lado y nos recogen, repuso Andrés, incluso un conductor que pasaba por allí se ofreció a llevarme al Royo Villanova. Me negué, soy testarudo como un mulo, preferí reponerme un poco e intentar valerme por mi mismo , así pues conseguí ponerme en pie, incluso volver a montar mi bici y desde allí fuimos a casa de Paco que se ofreció a llevarme al Servet.

Fui despidiendo a estas grandes personas a las que nunca podré pagar toda la atención y cariño que recibí y ya en casa de Paco, imagino que después de pegar un susto considerable a su hija , nos acercamos al hospital. Mientras tanto Vicente, como un cohete, se fue a su casa para volver con su coche y llevarme de vuelta a casa cuando todo acabara. Insisto, cómo puedo pagar a estas personas su atención, su compañía , su dedicación... me siento en deuda con ellos, esa es la verdad. Una deuda de agradecimiento franco. Al final acabamos casi a las tres de la mañana, dicho sea de paso. Allí me limpiaron, cosieron y curaron mis heridas, incluso me escayolaron ya que uno de los pronósticos médicos fue rotura de radio. Que suerte más negra la mía por una parte, mientras que por otra pienso que podía haber sido peor, bueno, así son las cosas y estas son las cartas que me toca jugar.

No quiero que pienses que mi accidente es mas importante o incluso peor que el de algún otro compañero, ni por asomo, ni te lo llegues a imaginar. Ahí está Consuelo cuyo batacazo fue de mayor magnitud y con peores consecuencias que el mio. El hermano del Mohicano, que incluso se ha tenido que someter a una intervención quirúrgica . Oscar que lamentablemente dio con sus huesos en tierra en la pasada Treparriscos mandando a dique seco su clavícula. Andrés que por hacer un poco el animal subiendo Salinas ha terminado con una lesión muscular en su espalda. Sergio alias “Chomo” que también tuvo un revolcón por las sendas de Valdegurriana... la lista se hace interminable, seguro que me dejo a alguien, pero te prometo que es sin mala intención, mi memoria a veces no es lo que era y se ofusca en ofrecerme algún nombre o algún hecho.

Ahora ya aquí, frente a este muro en blanco que representa la pantalla de mi ordenador, amontonando palabras, intentando explicar que es lo que ocurrió, después de recibir una regañina de mi esposa, de mis hijos, de mi madre... me ha regañado hasta el gato, viéndolo todo en la distancia y lamiéndome de mis heridas todavía dolientes, pienso que tuve suerte. Suerte en topar con quien topé, en estar atendido y acompañado por esos seres maravillosos que se hicieron cargo de mi y a los que nunca podré devolver el favor. Pienso que TENGO suerte. Se que cuando salga de esta tormenta no seré la misma persona que entró en ella, quiero decir, se que no me va a hacer más loco ni más prudente, pero eso si, se que seré más decidido. Ahora más que nunca se que volveré. Que me subiré de nuevo ansioso a esa bici porque quiero seguir compartiendo tiempo con vosotros, quiero seguir compartiendo mi vida con vosotros. De eso se trata esta tormenta.

Hoy más que nunca , GRACIAS.

V.

P.S. Gracias por ende a todos aquellos que de una u otra forma os habéis preocupado por mi, por mi estado. Bien por el chat, bien llamándome o bien viniendo a verme, gracias, no se puede estar mejor arropado.

Enorme como escribes Valentix
Animo y pronto a rodar de nuevo

Buena escritura como siempre vale,y así es estamos los que hemos tenido caídas con la bici y los que están por caer,jaja recupérate pronto y bien que dentro de nada estás hay,yo 4 meses ya y arrastrando lexion aún,tú en breve estamos en ruta