Ruta 24/12/2022 El toro de Alfajarín , clásica navideña.
Viviendo nuestros sueños.
Hay ocasiones, días extraños cargados de un ambiente poco habitual, como un aura o una presencia. Algo así como magia.
Estamos viviendo un invierno extrañamente cálido, las temperaturas son mas propias de un otoño amable que las que nos tocarían vivir. Los días se suceden encadenados, con cielos brillantes , sin nubes ni hielo . La jornada que nos concierne no fue una excepción, una amable mañana de bicicleta en la que aprovechamos para nuestra ruta clásica, la de siempre que es Navidad.
Ocupábamos un tiempo de vértigo, como cuando miras al fondo de un abismo y algo se retuerce en tu estómago. La fecha era comprometida , el mismísimo veinticuatro. En el punto de reunión muchas caras familiares e incluso alguna nueva. Todos ellos luciendo su mejor sonrisa, sus ganas por estrenar y la mejor de las actitudes para afrontar la ruta. Intentando vivir nuestro sueño.
Javier T, habitual ya en el Ritmo, Jorge H al que hacía ya demasiado que no veíamos. Vino acompañado, invitando a un amigo suyo , respondía al nombre de Tachi, que me maten si se de qué es diminutivo, pero bueno, ya sabes que mi ignorancia es casi infinita. Se producía este hombre como una persona alegre y optimista, me comentó que solía salir por las planas, hacerse esas subidas infinitas , pero que nunca había echo una tan larga como esta. Damián y Juan Carlos, ambos amigos, ambos inseparables. Farid perfectamente ataviada de Papá Noel. Manuel P, no dispone de demasiado tiempo, pero cada vez que puede se une al Ritmo. Gonzalo, un hombre intenso, pero simpático. Pedro G , otro de los favoritos a la hora de llevarse el premio al más navideño. José H, estos días anda muy ocupado en su trabajo, pero siempre tiene tiempo para nosotros. José Pascual con un brillo ilusionante en sus ojos. Luis L, un hombre grandote , con un corazón proporcional a su estatura. Manu, poco se puede decir de alguien que , a pesar de tener las rodillas destrozadas, saca fuerzas de flaqueza y acude con la bici. José Luis, alguien que me está siendo de gran ayuda y que volvía después de celebrar su cumpleaños, Raúl, nuevo entre nosotros, con aspecto de pro y cerrando filas este que sólo pretende entretenerte un rato.
Arrancamos siguiendo la vera del río Gállego, dejando atrás el amor de nuestros hogares. Allí donde las luces refulgían centelleantes y , como dije anteriormente , con este vértigo en el estómago, sabiendo que por la noche era la cena de Navidad. Gran mérito el de todos ellos, arriesgando la hora, sabientes de que en casa hay siempre faena, gente a la que ver, familia y amigos a los que recibir y , pese a todo, salir en bicicleta. Suelen decir que algo tendrá el agua cuando la bendicen, pues algo tendrá el Ritmo cuando engancha así.
Rodábamos sin problemas, de forma compacta, superando los kilómetros uno tras otro con un claro objetivo. El toro de alfajarín. Alguno de los presentes no podía evitar cierto nerviosismo. Era la primera vez que acudían a este lugar y les daba cierto reparo la subida. Bueno, les dijimos lo de siempre, lo que se hace en este grupo. Que no hay problema , que si no se puede no se puede, que ante la duda pie a tierra y ya está. Así es este grupo. Desde los altavoces de algún compañero salían villancicos, animando la marcha.
El espíritu de la Navidad se dejaba ver en todas partes, las casas que superábamos mostraban adornos en sus ventanas. Algunas incluso esos pequeños garabatos que se hacen con una plantilla y un spray y que hace parecer que fuera un dibujo de hielo. Las localidades mostraban guirnaldas cruzando las calles de lado a lado, repletas de los mejores deseos de felicidad. Todo olía a turrón y a ponche, a asado en el horno, a “tengo prisa por llegar a casa “ y mientras tanto nosotros, con el talento justo , pedaleando hacia alguna parte.
Ya de lejos se dejaba ver la silueta del toro . Tachi y Farid abrieron sus ojos como platos. Atónitos ante esa montaña que tendríamos que subir...
No era para tanto.
Antes de arrancar la subida pregunté si alguien se quedaba aquí , si alguien no quería subir. Todo el mundo aceptó el reto , de esa forma atacamos la cuesta. Al poco José Luis se colocó a mi lado y me dijo que estaba preocupado por Manu, que llevaba las rodillas regular y si hacía este tramo luego no podría ni levantarse del sofá. Me dijo que se quedaría a mitad con el y que prepararía una pequeña sorpresa que traía con él. Los demás seguimos ascendiendo.
Llegamos al toro, todos disfrutamos del lugar. Farid quería verlo todo, tocarlo todo, llegar a todas partes, estaba viviendo un sueño. Siempre hemos afrontado las rutas como pequeñas excursiones de Sábado entre amigos y es muy gratificante cuando, a pesar de que todos tenemos ya muy lejos nuestra época de niños, se ven de repente actitudes como esta, sin perder la ilusión , con la mirada brillante, descubriendo un nuevo mundo ante ti.
Viviendo un sueño.
Advertí al grupo que nos estaban esperando a mitad de la bajada, que no se despistaran y allí estaban José Luis y Manu, con unas buenas copitas de cava esperándonos , además de unas guindas al licor. Aprovechamos la ocasión , que normalmente la pintan calva, he hicimos un brindis, tanto por nosotros como por el Ritmo y tras un momento tan entrañable reanudamos la marcha.
Durante el camino de vuelta, buscando la pasarela del bicentenario y la vera del río Ebro, alguno de nuestros compañeros empezaba a acusar cierto cansancio. El subir al toro había resultado en un esfuerzo al que no estaban demasiado habituados. Ardían en ganas de llegar a destino e incluso alguno entró en eso que llamo modo psicosis, aquello de se me está haciendo muy largo, no voy a llegar , esto no se acaba nunca, No quedaba mucho trozo, pero cuando la cabeza no funciona...
Ya en el bar, a buena hora, gozamos de nuestra mutua compañía e hicimos una votación para ver quién se llevaba el gato al agua con aquello del disfraz de Navidad. Acabó ganando Damián, que la verdad que trajo unas gafas graciosísimas y después de esto (con pocas ganas de marchar creo yo) nos fuimos cada uno a nuestra casa, a cumplir con nuestras obligaciones.
Así vivimos nuestras rutas, nuestras metas, nuestros sueños.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca
Muchas gracias.
V.