por Rafa » Lun Dic 13, 2021 3:36 pm
CONTRACRÓNICA Zaragoza – Perdiguera – La Santa Isabel desconocida. (Si solo hay esta debería pasar de Contracrónica a Crónica a secas)
Salimos el domingo muy poquicos solamente 6, que acostumbrados a salidas casi multitudinarias de otras veces se quedó en casi un grupetita.
Algunas faltas de los “habituales” a SPQR por diversos motivos. Aunque contamos con la presencia de Julio, al que no conocía y fue un placer pedalear junto a él, lo de junto es un decir lo correcto sería pedalear unos 100 metros de su bicicleta.
Tuvimos una mañana estupenda para pedalear con un sol estupendo y con un ligero viento a favor que lógicamente se convirtió en contra a la vuelta, estas cosas suelen pasar.
Entre el agua que ha caído estos días y el tiempo no excesivamente frio teníamos muchos campos de cultivo con una pequeña capa de verde que mejoraba en mucho las vistas que usualmente nos ofertan nuestras rutas alrededor de Zaragoza, habitualmente con bastante poco verde.
La ruta estaba marcada como antibarro y así resultó no fue la típica salida casi toda por carretera para evitar manchar nuestras monturas. La salida cumplió como MTB con todas sus letras y salvo algún charco que siempre dan un poquito de aliciente anduvimos en todo momento por caminos húmedos por totalmente ausente de barro, gracias Paco por buscar una ruta que nos permitirá salir y no volver hechos unos cristos.
Marchamos hacia Perdiguera con buen ritmo la ruta tenía un desnivel de 510m pero estaban bastante repartidos y en ningún momentos tuvimos esas rampas que te ponen el pulsómetro al rojo vivo aunque si que tenían la suficiente dureza para resultar emocionante subirlas.
Una vez llegados al pueblo que marcaba la mitad de la ruta, nuestro guía espiritual con su vista de halcón que es capaz de encontrar un monumento, ruina, balsa o accidente geográfico a 3 kilómetros de distancia, visualizó el pozo de hielo al que “poyaque estamos aquí” nos vimos “obligados” a visitar aunque estuviera fuera del track. Allí nos hicimos las fotos de rigor y aprovechamos para realizar un gran almuerzo ciclista a base de barritas, frutos secos y algo de fruta. ¿Quién quiere huevos y bacon? si puedes disfrutar de unas nueces o un gel energético.
La vuelta con algo de aire con contra fue bastante veloz, es lo que tienen los caminos que ascienden de forma negativa que se va ligerito, cuando llegamos al famoso circuito de motocross, que por cierto es la primera vez que vi motos en el, el track en un “giro dramático” de los acontecimientos se desviaba a la izquierda y cuesta arriba hacia el bosque de pinos en lugar de seguir rectos hacia villamayor por un camino mucho más lógico y “gravel” del que marcaba el track.
Track que todo el mundo sabe que es sagrado y que debemos seguir (salvo que tengamos pozos de hielo, o antojos ruteros por Santa Isabel).
Lo cierto es que a pesar de que el camino por los pinos tiraba para arriba en un tramo final de la ruta que siempre te pilla con algo menos de energía es una ruta mucho más divertida que dejarte caer hacia Villamayor a toda velocidad.
Todos los que habéis ido a ese pinar sabéis que finaliza con una senda, que a algunos por alguna extraña deformación en su ADN les parece que lo normal es tirarse a “toda ostia” hacia abajo en claro hermanamiento con la ley de la gravedad y apoyo sin duda alguna de la patrona de los ciclistas (que no se cual es pero seguro que hay alguna).
Otros que apreciamos nuestra montura, nuestros huesos y tenemos bajando más miedo que vergüenza decimos que el enduro es para incoscientes y que sin duda alguna el ciclocross es una actividad de caballeros y que por el monte se baja con la bici al hombro como se ha hecho toda la vida de dios.
Terminado el pinar y como a 200 metros de Villamayor la ruta (que llegamos a la conclusión que su creador no tenía ninguna gana de llegar a casa) hizo un giro de nuevo hacia arriba para llevarnos de vuelta a Zaragoza por una caminos de tierra evitándonos cruzar el pueblo.
Llegamos a Santa Isabel y sin comerlo ni beberlo acabamos cruzando la autovía y acabamos circunvalando Santa Isabel y terminamos llegando al puente de madera del Gállego desde abajo un poco más de vuelta y conocimos un camino por el que no se si volveremos a pasar, al menos voluntariamente.
Llegada al bar, cervezas, papas, risas y animada conversación, vamos lo de siempre.
Buen días, buena ruta, buena compañía que más se le puede pedir a un domingo por la mañana. Bueno quizá sexo pero en diciembre con el frio que hace y lo complicado que es quitarse los culotes quizá no sea buena idea.
